OPINION: En R.Dominicana JCE qué espera para reconocer al partido Alianza Pais
OPINIONES 20:32
SANTO DOMINGO, RD.- ¿Cuánto tiempo más tendrán de esperar Alianza País y su líder y candidato presidencial Guillermo Moreno para que la Junta Central Electoral les reconozca la personería jurídica? No es predecible –las decisiones del organismo parecen depender de los humores y amores de su presidente— pero sí puede afirmarse que este partido y este político han batido el récord de la espera.
Metódicos, los dirigentes de Alpaís
entregaron hace ya dos años y unos cuantos días toda la documentación
exigida por la Ley Electoral para poder obtener el reconocimiento.
Treinta y tres locales, uno de ellos en Nueva York, los contratos de
alquiler respectivos, números telefónicos, nombre de los directivos en
cada caso y, lo que es más importante, el respaldo ciudadano,
minuciosamente sustentado, al propósito de Alpaís de ser parte del
andamiaje formal del sistema de partidos.
Tanta corrección les ha valido de poco,
por no decir que de nada. Guillermo Moreno habla del tema con serenidad,
sin exaltarse en ningún momento, pero con un profundo dejo de
insatisfacción por una conducta de funcionarios públicos que lesiona los
derechos democráticos no solo de Alpaís, sino de la ciudadanía a ver
compitiendo, para poder optar, ofertas políticas y electorales distintas
a las que dominan el espectro.
Moreno expone de manera coherente todos
los pasos dados por su organización, primero para cumplir con los
requisitos del reconocimiento y, después, para vencer la inercia de un
organismo que –no lo dice él, sino que lo infiere el más lerdo— podría
estar ejerciendo represalias contra un político incómodo para
determinados sectores y personalidades públicas.
Papeles en mano, Moreno reclama lo legal
y lo justo: que la JCE no dé más largas a un expediente sobre el cual
pudo haber decidido hace ya tiempo. Que no lo haga es sesgar el juego
electoral y político, poniendo en desventaja –ya la ha puesto— a una
organización a la que los electores y electoras distinguen en su
preferencia de voto, según testimonian las encuestas independientes.
Veamos una de las consecuencias de esta discriminación: mientras un
grupo deleznable de franquicias electorales reciben del Estado, a través
de la JCE, millones de pesos al año, Alpaís, que no se ha ofrecido
nunca en venta, debe costear con el bolsillo de sus dirigentes desde el
más oneroso hasta el más pequeño de sus gastos.
Pero, además, mientras esas mismas
franquicias (según el rumor público la última en venderse cobró al
comprador 20 millones de pesos), tienen tiempo sobrado para sus
ventajosas negociaciones con los postores, el de Alpaís se acorta
peligrosamente para desplegar una campaña a favor de su candidato en las
elecciones venideras. Sin recursos y con los plazos electorales encima,
la organización liderada por Guillermo Moreno se las ve negras.
La nueva estrategia aliancista es
apoyarse en la opinión pública para lograr que la JCE no viole
impunemente sus derechos. El contacto con sectores principales,
incluidos los medios, para explicar con detalles la situación es un paso
que Moreno cumple con dedicación militante. Pero antes que a cualquier
otro, los aliancistas visitaron a la propia JCE para recabar información
sobre el estatus de su expediente. No han obtenido respuesta
satisfactoria.
El dirigente político no arriesga
conjeturas sobre el porqué dos años no han bastado para que la JCE
hiciera el trabajo de verificar los documentos legales aportados por la
organización, tarea fácilmente realizable en dos fines de semana con un
costo que ronda los cien mil pesos, una “chilata” comparada con otros
renglones de gastos del organismo.
Ahora, una cosa es cierta: Alpaís está
en el limbo cuando apenas falta un año para las elecciones. El común de
la gente se pregunta cuánto pueden estar influyendo en esta postergación
las querellas aliancistas contra Leonel Fernández y cuánto los
porcentajes a favor de esta opción política que arrojan las encuestas.
Conjeturas, es cierto, pero en la República Dominicana es un hecho
cultural, y no solo climático, que el día más claro, llueva.