Precandidato presidencial RD dice estabilidad macroeconómica no es suficiente para alcanzar el bienestar
PORTADA 11:26
Rep. Dominicana. Lograr la estabilidad macroeconómica es una condición necesaria pero no suficiente para avanzar en la convergencia de América Latina hacia los niveles de ingresos y bienestar logrados por las economías desarrolladas en otras latitudes, afirmó el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, ingeniero Temístocles Montás. Expresó su comentario en la apertura este martes del acto de lanzamiento por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de un estudio sobre desarrollo productivo que comentaron también su representante en el país, Flora Montealegre, y la presidenta de la Asociación de Industrias, Ligia Bonetti.
Con relación al contenido del libro ¿Cómo repensar el desarrollo productivo?: Políticas e instituciones sólidas para la transformación económica”, Montás dijo que también la experiencia muestra que el mercado por sí solo no garantiza un salto cualitativo, sobre todo después de haber constatado el poco avance de la capacidad innovadora y productiva de la región bajo el credo de que la mejor política industrial es la que no se hace.
La investigación fue presentada por Ernesto Stein, Economista Principal del Departamento de Investigación del BID, y comentada también por la directora de la Unidad Económica y Social del Ministerio, Magdalena Lizardo; el economista Pavel Isa Contreras, y el rector del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, Julio Sánchez Maríñez, con la moderación del rector de Intec. Rolando Guzmán. El acto tuvo lugar en el hotel JM Marriot, en esta capital.
Montás sostuvo en otra parte de su comentario que el libro centra la atención en dos puntos clave: “la necesidad o no de política de desarrollo productivo y la institucionalidad necesaria para implementarla”, informó la Unidad de Comunicaciones del Ministerio.
Dijo que el primer asunto concierne a la identificación de si existen fallas de mercado, si hay un rol para la acción pública y qué tan efectiva puede ser esa acción pública y el segundo a las capacidades institucionales asegurar un proceso eficaz de diseño e implementación de la política de desarrollo productivo.
“Creemos acertado el enfoque de repensar el desarrollo productivo y no meramente repensar el desarrollo de un sector específico. Este enfoque amplio nos conduce a identificar las interrelaciones, restricciones y sinergias que existen para expandir y diversificar la capacidad productiva de un país y aumentar su productividad y competitividad”, expresó el Ministro.
Citó de ejemplo el turismo, donde a su juicio “el aprovechamiento del potencial de desarrollo turístico, sustentable en el tiempo y que genere alto valor e impacto en la economía y la sociedad, no es posible sin pensar en el desarrollo de la cadena de proveedores, que implica pensar en las políticas que inciden en el desarrollo de los distintos eslabonamientos de la cadena. Es decir, la producción de alimentos, de mobiliario y equipamiento, el transporte, los servicios básicos de electricidad, agua, saneamiento y comunicaciones, provisión de servicios ambientales y la formación y capacitación laboral, entre otros”.
Consideró que si no se presta atención a toda la cadena de valor, “tarde o temprano comenzarán a aparecer los problemas y limitaciones que impiden que un determinado sector o actividad desarrolle todo su potencial”.
Montás afirmó que pensar en el desarrollo productivo no implica que todo tenga que hacerse al mismo tiempo, pero es preciso “identificar y prestar atención a los eslabonamientos intersectoriales clave y que se necesitan políticas para desarrollar las externalidades positivas que elevan la eficiencia y productividad en toda la cadena de valor sistémico”.
Manifestó que un aporte importante del libro es que propone prestar atención a la conformación de una mezcla adecuada de políticas horizontales que benefician a una amplia gama de actividades productivas y políticas verticales que benefician a sectores o actividades productivas específicas, dirigidas a producir bienes públicos o a intervenir en el mercado.
Agregó que el documento propone que “lo relevante al momento de decidir sobre la puesta en marcha de una determinada política de desarrollo productivo es preguntarse si existe una falla de mercado que impide que una actividad, que se considera necesaria o de alto impacto positivo, efectivamente no se desarrolle”.
En otras palabras, sostuvo que lo que se procura es “identificar porqué el mercado por sí solo no permite el desarrollo de la actividad. La segunda pregunta es indagar si la intervención pública puede corregir la falla de mercado o si por el contrario, esa intervención en lugar de resolver el problema puede terminar empeorando la situación”.
Al aportar un juicio de valor sobre esos aspectos del libro, Montás dijo que esas preguntas “constituyen dos criterios decisivos para priorizar la intervención pública en materia de desarrollo productivo. Esto implica que los recursos públicos, tanto humanos como financieros, se dirijan hacia donde se necesita y se tiene alta posibilidad de generar el impacto deseado”.
En lo relativo a las capacidades institucionales, el Ministro indicó que el documento señala que en lugar de que los países se empeñen en que esas capacidades institucionales se centren “en querer implementar las mejores prácticas, pasen a centrarse en querer la mejor adecuación".
Montás dijo que esto obedece a que “toda política pública, y en particular la de desarrollo productivo, está asociada a un contexto que determina su probabilidad de éxito o fracaso”, por lo que “hay que pensar en los ajustes y adaptaciones que una determinada política, implementada exitosamente en otros lugares, debe experimentar para que también resulte exitosa en nuestro país”.
Asimismo, sostuvo que es necesario desarrollar una institucionalidad que sea capaz de innovar en el abordaje de los problemas y el desarrollo de soluciones. “Es una tarea difícil, pues como bien señala el libro, es necesario conocimiento técnico, pero sobre todo el desarrollo de un ambiente propicio para la experimentación y la evaluación sistemática para medir la efectividad de lo que se hace”, puntualizó.
Mientras que la representante residente del BID en el país aclaró que El libro aborda solo un aspecto en esta problemática, las políticas dirigidas a fomentar las actividades de los sectores productivos, que definió como un instrumento fundamental para el desarrollo económico de los países que, por si solas, no son una panacea.
Sugirió complementarlos con otros instrumentos que los responsables de políticas tienen a su disposición para crear mejores condiciones para el aumento de la productividad, como la mejora de la calidad educativa, la reforma de los mercados financieros, la reforma laboral y los incentivos a la formalización laboral y de las empresas, entre otros. Ajustar el actual modelo para generar exportaciones con mayor valor agregado y dinamizar la economía como importante reto en la actualidad, contexto en que dijo resulta relevante la pregunta central del estudio de cómo repensar el desarrollo productivo para la trasformación económica.
Recordó que en los últimos 50 años los países de América Latina y el Caribe no han logrado disminuir la brecha de productividad respecto a las economías más avanzadas o a las emergentes más exitosas del este asiático. “Mientras que el típico tigre asiático disminuyó su brecha de productividad con los Estados Unidos de 51% al 33% entre 1960 y 2010, la brecha de productividad del típico país latinoamericano creció significativamente del 27% al 48% en el mismo periodo”, citó.
Agregó que el gran déficit de productividad con que se utilizan los factores de producción en América Latina y el Caribe ha sido una preocupación central en la agenda de investigación y de trabajo operativo del BID en los últimos años, pero que hay diversos factores que explican este déficit y diversas políticas que pueden ser implementadas para establecer las condiciones para mejorar la productividad.
“En la Republica Dominicana se viene dando un importante debate que debe ser profundizado, en torno a la necesidad de ajustar el actual modelo de desarrollo económico basado fundamentalmente en la atracción de inversiones directas a través de incentivos fiscales y zonas francas que, si bien ha generado tasas de crecimiento por encima de la media de la región no ha logrado crear empleos formales suficientes ni reducir significativamente los niveles de pobreza y desigualdad”, recordó.
Advirtió a seguidas que además existe la amenaza de cambios externos, como la eliminación de las exenciones otorgadas a ciertos países en 2015 en el marco del acuerdo sobre subvenciones y medidas compensatorias de la OMC, que ha resultado en una economía dual, con sectores bastante dinámicos asociados a la actividad exportadora de bienes, sobre todo de zonas francas y de servicios, turismo, junto a sectores poco dinámicos, limitados en la producción para el consumo local.
Cómo repensar el desarrollo productivo? Políticas e instituciones sólidas para la transformación económica
Palabras del ingeniero Juan Temístocles Montás
Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo
Es un honor participar en el lanzamiento del documento ¿Cómo repensar el desarrollo productivo?: Políticas e instituciones sólidas para la transformación económica, el cual corresponde a la edición del 2014 de la serie Desarrollo en Las Américas, que elabora el Banco Interamericano de Desarrollo.
Este es un documento oportuno para la República Dominicana, pues aporta elementos para profundizar en una reflexión que el país inició en el marco del diseño de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030. No obstante, mas allá del ámbito de nuestro país, es una reflexión impostergable en la región, sobre todo cuando se contrasta el desempeño de América Latina con el desempeño de economías que han dado un salto cualitativo sustancial en sus procesos de desarrollo, sean estos los Tigres asiáticos o celtas.
Hay sobradas razones para preguntarse:¿cómo repensar el desarrollo productivo? En primer lugar, las evidencias muestran que el logro de la estabilidad macroeconómica, si bien es una condición necesaria, no es suficiente para avanzar en la convergencia de América Latina hacia los niveles de ingresos y bienestar de las economías desarrolladas. Pero también muestranque el mercado por sí solo no garantiza este salto cualitativo, sobre todo después de haber constatado el poco avance de la capacidad innovadora y productiva de la región bajo el credo de que la mejor política industrial es aquella que no se hace.
El documento centra la atención en dos puntos clave: la necesidad o no de política de desarrollo productivo y la institucionalidad necesaria para implementarla. En el primer punto concierne a la identificación de si existen fallas de mercado, si hay un rol para la acción pública y que tan efectiva puede ser dicha acción pública. El segundo punto concierne a las capacidades institucionales para asegurar un proceso eficaz de diseño e implementación de la política de desarrollo productivo.
Creemos acertado el enfoque de repensar el desarrollo productivo y no meramente repensar el desarrollo de un sector específico. Este enfoque amplio nos conduce a identificar las interrelaciones, restricciones y sinergias que existen para expandir y diversificar la capacidad productiva de un país y aumentar su productividad y competitividad.
Pensemos en un ejemplo próximo a nosotros, el caso del Turismo. El aprovechamiento del potencial de desarrollo turístico,que sea sustentable en el tiempo y que genere alto valor e impacto en la economía y la sociedad, no es posible sin pensar en el desarrollo de la cadena de proveedores, lo cual implica pensar en las políticas que inciden en el desarrollo de los distintos eslabonamientos de la cadena; es decir, la producción de alimentos, la producción de mobiliario y equipamiento, el transporte, los servicios básicos de electricidad, agua, saneamiento y comunicaciones, provisión de servicios ambientales y la formación y capacitación laboral, entre otros. Si no se presta atención a toda la cadena de valor, tarde o temprano comenzarán a aparecer los problemas y limitaciones que impiden que un determinado sector o actividad se desarrolle todo su potencial.
Pensar en el desarrollo productivo no implica que todo tenga que hacerse al mismo tiempo; implica que es preciso identificar y prestar atención a los eslabonamientos intersectoriales clave y que se necesitan políticas para desarrollar las externalidades positivas que elevan la eficiencia y productividad en toda la cadena de valor sistémico.
En ese sentido, el libro propone prestar atención a la conformación de una mezcla adecuada de políticas horizontales que benefician a una amplia gama de actividades productivas y políticas verticalesque benefician a sectores o actividades productivas específicas. A su vez, dichas políticas pueden estar dirigidas a producir bienes públicos o a intervenir en el mercado. El documento, propone que lo relevante al momento de decidir sobre la puesta en marcha de una determinada política de desarrollo productivo es preguntarse si existe una falla de mercado que impide que una actividad, que se considera necesaria o de alto impacto positivo, efectivamente no se desarrolle; es decir, identificar por qué el mercado por sí solo no permite el desarrollo de la actividad. La segunda pregunta es indagar si la intervención pública puede corregir la falla de mercado, o, si por el contrario, dicha intervención en lugar de resolver el problema puede terminar empeorando la situación. En buen dominicano, es preguntarse si vale más la sal que el chivo.
Entiendo que estas dos preguntas son muy relevantes para determinar el valor de la intervención estatal. Constituyen dos criterios decisivos para priorizar la intervención pública en materia de desarrollo productivo. Esto implica que los recursos públicos, tanto humanos como financieros, se dirijan a donde se necesita y se tiene alta posibilidad de generar el impacto deseado.
Respecto al segundo aspecto clave, relativo a las capacidades institucionales, el documento hace una serie de recomendaciones a partir de las lecciones aprendidas en América Latina. Dentro de estas recomendaciones quiero resaltar la relativa al desarrollo de capacidades institucionales. El documento señala que en lugar de empeñarnos en que dichas capacidades institucionales se centren en querer implementar las mejores prácticaspasen a centrarse en querer la mejor adecuación.
Los dominicanos tenemos una expresión muy contundente que refleja el contenido de esta recomendación: la necesidad de aplatanar las políticas que han resultado exitosas en otros lugares, al momento de querer implementarlas en nuestro país. Esto obedece a que toda política pública, y en particular la de desarrollo productivo, está asociada a un contexto que determina su probabilidad de éxito o fracaso. En consecuencia, hay que pensar en los ajustes y adaptaciones que una determinada política, implementada exitosamente en otros lugares, debe experimentar para que también resulte exitosa en nuestro país.
Comparto este planteamiento, pero entiendo que hay que ir más lejos. Es necesario desarrollar una institucionalidad que sea capaz de innovar en el abordaje de los problemas y el desarrollo de soluciones. Es una tarea difícil, pues como bien señala el libro, es necesario conocimiento técnico, pero sobre todo el desarrollo de un ambiente propicio para la experimentación y la evaluación sistemática para medir la efectividad de lo que se hace. Para esto se requiere actitud pero sobre todo claridad en el objetivo perseguido y voluntad para movilizar los esfuerzos y acciones necesarias para el logro de dicho objetivo.
Finalmente, quiero expresar una inquietud respecto al fin que debe perseguir la política de desarrollo productivo. ¿Debe ser el aumento de la productividad el fin exclusivo de dicha política? ¿En qué medida el tipo especifico de política de desarrollo productivo adoptada, la selección de los beneficiarios de dicha política y los instrumentos escogidos para la implementación de la misma condicionan también el logro de otros objetivos, que resultan ser tan relevantes como el aumento de la productividad, desde el punto de vista de las prioridades de desarrollo, como sería el caso del objetivo de mayor equidad en el acceso a las oportunidades productivas?
Exhorto al BID a reflexionar sobre la interrelación entre políticas de desarrollo productivo y el logro de otros objetivos de desarrollo relevantes. La reflexión no es trivial, ya que si la equidad, la cohesión del tejido productivo, la cohesión social o la sostenibilidad ambiental son relevantes, es entonces pertinente plantearse en qué medida también deben ser tomados en cuenta al momento de desarrollar políticas de desarrollo productivo. La tarea es compleja, pero entiendo que las urgencias de la región en materia de desarrollo sostenible con equidad obligan también a pensar y tomar en cuenta cuáles políticas de desarrollo productivo pueden tener un mayor impacto sobre los otros ámbitos del desarrollo que también son relevantes para la región.
Agradezco nuevamente al BID por este trabajo y en hora buena ha llegado.