Consejo de Seguridad de la ONU analiza impacto en civiles conflicto armado en Siria
PORTADA 7:11
Naciones Unidas. (PL) El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas ONU
analiza este jueves el conflicto en Siria y su impacto en la población civil,
discusión que tiene como base un informe del secretario general Ban
Ki-moon sobre el tema.
La reunión del órgano de quince miembros, presidido este mes por Lituania,
debate en particular el cumplimiento de sus resoluciones 2139, 2165 y
2191, de 2014 que demandan el acceso humanitario a las víctimas de la
crisis armada, que estalló hace más de cuatro años en el país levantino.
Desde marzo de 2011 Siria sufre una agresión de mercenarios y extremistas con amplio apoyo extranjero, puntas de lanza del cambio de régimen que Occidente y sus aliados árabes buscan para Damasco. Fuentes de Naciones Unidas atribuyen a ese conflicto más de doscientos mil muertos y millones de desplazados internos y externos.
Según el decimoquinto reporte del Secretario General dedicado al cumplimiento de las indicaciones del Consejo para proteger y asistir a los civiles, todas las partes enroladas en las hostilidades violan "con total impunidad e indolencia las leyes humanitarias internacionales".
Ban señala al Gobierno, la llamada oposición armada y los extremistas como responsables de crímenes contra la población, que incluyen el empleo de bombas barriles, fuego artillero contra zonas densamente pobladas y armas químicas (gas cloro).
Damasco rechaza este tipo de acusaciones, y pide reconocer la necesidad de derrotar el terrorismo sembrado desde el exterior, como prioridad para buscar una salida política a la crisis.
La ONU coincide en la urgencia de perseguir la salida pacífica del conflicto y pide compromiso con las gestiones de su enviado para Siria, Staffan de Mistura, quien el 5 de mayo activó un proceso de consultas con los diferentes actores en aras de explorar puntos comunes para lograr la paz.
El diálogo que impulsa de Mistura, cuya duración fue prevista de cinco a seis semanas, tiene en cuenta al Gobierno, unos cuarenta grupos opositores, países vecinos como Arabia Saudita, Qatar y Turquía, y potencias mundiales, entre ellas Rusia, Estados Unidos y Reino Unido.
Siria, a través de su embajador Bashar Jaafari denunció la doble moral de países árabes y potencias occidentales con escaño fijo en el Consejo de Seguridad, al declarar compromiso con el cese de los combates, pero a la vez armar, entrenar, financiar y garantizar la movilidad de los extremistas.
En su informe, Ban reconoce el impacto en el terreno de los fundamentalistas del Estado Islámico, quienes en el norte del estado levantino siembran el terror en su empeño de imponer un califato.
Al igual que en anteriores reportes, el texto recoge denuncias de daños a la población durante los bombardeos de la coalición creada por Estados Unidos para tratar de detener a los yihadistas.
Desde marzo de 2011 Siria sufre una agresión de mercenarios y extremistas con amplio apoyo extranjero, puntas de lanza del cambio de régimen que Occidente y sus aliados árabes buscan para Damasco. Fuentes de Naciones Unidas atribuyen a ese conflicto más de doscientos mil muertos y millones de desplazados internos y externos.
Según el decimoquinto reporte del Secretario General dedicado al cumplimiento de las indicaciones del Consejo para proteger y asistir a los civiles, todas las partes enroladas en las hostilidades violan "con total impunidad e indolencia las leyes humanitarias internacionales".
Ban señala al Gobierno, la llamada oposición armada y los extremistas como responsables de crímenes contra la población, que incluyen el empleo de bombas barriles, fuego artillero contra zonas densamente pobladas y armas químicas (gas cloro).
Damasco rechaza este tipo de acusaciones, y pide reconocer la necesidad de derrotar el terrorismo sembrado desde el exterior, como prioridad para buscar una salida política a la crisis.
La ONU coincide en la urgencia de perseguir la salida pacífica del conflicto y pide compromiso con las gestiones de su enviado para Siria, Staffan de Mistura, quien el 5 de mayo activó un proceso de consultas con los diferentes actores en aras de explorar puntos comunes para lograr la paz.
El diálogo que impulsa de Mistura, cuya duración fue prevista de cinco a seis semanas, tiene en cuenta al Gobierno, unos cuarenta grupos opositores, países vecinos como Arabia Saudita, Qatar y Turquía, y potencias mundiales, entre ellas Rusia, Estados Unidos y Reino Unido.
Siria, a través de su embajador Bashar Jaafari denunció la doble moral de países árabes y potencias occidentales con escaño fijo en el Consejo de Seguridad, al declarar compromiso con el cese de los combates, pero a la vez armar, entrenar, financiar y garantizar la movilidad de los extremistas.
En su informe, Ban reconoce el impacto en el terreno de los fundamentalistas del Estado Islámico, quienes en el norte del estado levantino siembran el terror en su empeño de imponer un califato.
Al igual que en anteriores reportes, el texto recoge denuncias de daños a la población durante los bombardeos de la coalición creada por Estados Unidos para tratar de detener a los yihadistas.