El espeluznante relato sobre fábricas alemanas de cadáveres que se convirtió en noticia falsa hace cien anos
INTERNACIONALES 10:42
David
Clarke - Universidad Sheffield Hallam
Colaboración especial para BBC
Durante los últimos meses, el fenómeno de las
"noticias falsas" ha dado pie a un encendido debate en las redes
sociales. Pero el problema no es nuevo. De hecho, uno de los mayores engaños
ocurrió en el siglo pasado. Por qué darte noticias falsas es buen negocio Zuckerberg
a la BBC: "Sabemos que hay información falsa y contenido engañoso en
Facebook"
En la primavera de 1917, algunos de los periódicos y
revistas más influyentes de Reino Unido publicaron un espeluznante relato que
llegó a conocerse como "el engaño maestro".
Y ahora, por fin, tenemos pruebas sobre cómo se originó.
En ese momento, Gran Bretaña estaba tratando de convencer
a China para que participara en la guerra a favor del bloque aliado.
Pero en febrero apareció una historia en el periódico de
habla inglesa North China Daily News que que sugería que las fuerzas del Káiser
estaban "extrayendo glicerina de soldados muertos".
Los rumores sobre el procesamiento de cadáveres llevaban
circulando desde 1915, pero no habían sido presentados como "hechos"
por parte de ninguna fuente oficial hasta entonces.
"Olor a cal quemada"
Eso cambió en abril, cuando los diarios ingleses The
Times y The Daily Mail publicaron relatos de fuentes anónimas que aseguraban
haber visitado una Kadaververwertungsanstalt, o factoría para la transformación
de cadáveres.
El artículo de The Times, "Germans and their
Dead" (los alemanes y sus muertos) atribuía las informaciones a un
periódico belga publicado en Inglaterra y a una noticia original que había
aparecido en un periódico alemán, Berliner Lokal-Anzeiger, el 10 de abril.
El escrito en alemán del reportero Kal Rosner describía
un desagradable olor "como si estuvieran quemando cal" al pasar por
la fábrica de cadáveres.
Rosner usó la palabra "kadaver", que en alemán
se refiere a cuerpos muertos de animales -caballos y mulas-, y no de humanos.
El macabro destino de los cadáveres a los que les late el
corazón
Más tarde, The Times publicó un artículo más extenso en
el que citaba a una fuente anónima belga que explicaba con estremecedores
detalles cómo se procesaban los cadáveres.
Un dibujo publicado poco después por la revista satírica
Punch presentaba la macabra historia bajo el título"Cannon fodder - and
after" (carne de cañón... y después).
El gobierno alemán protestó ampliamente contra estas
"repugnantes y ridículas" afirmaciones, pero sus protestas fueron
silenciadas con las expresiones públicas de horror por parte del embajador
chino.
China le declaró la guerra a Alemania en agosto de 1917.
Hasta ahora, nadie había sido capaz de dar con pruebas
concluyentes que resolvieran el misterio sobre quién creó la historia y quién
autorizó su transformación de falso rumor a "hecho" oficialmente
sancionado. Pero eso ha cambiado.
"Títulos intercambiados"
En 1925 (el entonces canciller) Austen Chamberlain admitió
en una declaración en la Cámara de los Comunes que "nunca hubo ningún
fundamento" para lo que definió como "información falsa".
Charteris dijo que cambió el título de una foto de
caballos muertos por el de otra imagen de cuerpos alemanes y envió la fotografía
a un periódico chino en Shanghái
Ese mismo año, el diputado conservador John Charteris
-quien trabajó como jefe de inteligencia- admitió durante una gira en Estados
Unidos que había fabricado la historia.
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fortunas
El diario The New York Times reveló cómo Charteris dijo
que cambió el título de una de las dos fotografías de un reportaje sobre
soldados alemanes capturados.
Una de ellas mostraba un tren que cargaba caballos
muertos para ser procesados. La otra, un tren que llevaba soldados muertos para
ser enterrados.
La foto de los caballos "incluía la palabra
'cadáver' escrita sobre ella, y Charteris dijo que cambió el título por el de
la imagen que retrataba los cuerpos alemanes y envió la fotografía a un
periódico chino en Shanghái".
A su vuelta a Gran Bretaña, Charteris negó haber hecho
nada.
Y nadie pudo encontrar las fotografías o cualquier
evidencia documental que demostrara que los servicios de inteligencia
conspiraron con la prensa para difundir la mentira sobre las fábricas de
cadáveres.
Pero he descubierto lo que podría ser una de las
fotografías que mencionó Charteris en una colección de Archivos Nacionales del
ministerio de Relaciones Exteriores de Reino Unido.
La imagen, en blanco y negro, data del 17 de septiembre
de 1917 y muestra claramente los cuerpos de soldados alemanes amarrados en
paquetes descansando sobre un tren tras la línea de combate, tal y como
Charteris había descrito en 1925.
La carta adjunta -escrita por un agente del servicio de
inteligencia militar en Whitehall, la sede del gobierno en Londres- se dirigía
al director de información del gobierno, el Teniente Coronel John Buchan, autor
de la novela "The 39 Steps" (los 39 escalones, 1915).
El escrito del MI7, la unidad de propaganda militar,
ofrecía a la Oficina de Guerra del gobierno británico "una fotografía de
Kadavers, enviada por el general Charteris con fines propagandísticos".
Las mentiras tienen consecuencias
En 1917, el MI7 dio empleo a 13 agentes y 25 escritores,
algunos de los cuales se convirtieron en "corresponsales especiales"
para diarios nacionales.
Uno de los agentes más talentosos fue Hugh Pollard, quien
combinó su trabajo en el departamento de propaganda con su puesto especial como
corresponsal para el diarioDaily Express.
Cuando acabó la guerra, Pollard confesó su papel a la
hora de difundir la mentira sobre la fábrica de cadáveres a su primo, Ivor
Montague.
En un escrito en 1970, Montague lo recordó: "Nos
reímos de su astucia cuando nos contó cómo su departamento había lanzado el
relato sobre las fábricas de cadáveres alemanas y cómo los hunos usaban a las
víctimas mortales de las trincheras para fabricar jabón y margarina".
Durante los años 30, el engaño sobre las fábricas de
cadáveres fue utilizado por los nazis como una prueba de que los británicos
mintieron durante la Primera Guerra Mundial.
Los historiadores Joachim Neander y Randal Marlin nos
recuerdan cómo esas historias "fomentaron, más tarde, la desconfianza
cuando circularon los primeros informes sobre el Holocausto durante el régimen
de Hitler".
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