Combatiente de la Guerra de Abril de 1965 en RD, Ángela Herrera: "moriré siendo revolucionaria"
PORTADA 10:42
República Dominicana. Actriz y directora de teatro, Ángela Herrera peleó en la Revolución de
Abril de 1965. Dice que tuvo suerte entonces. No por salir ilesa, sino
por haber estado ahí y tenido el privilegio histórico (hoy valorado así)
de participar.
Aprovechamos su estadía en este país (está en el servicio diplomático con asiento en Europa) para reunir con ella recuerdos de aquella gesta popular y patriótica.
Una mañana, nos cuenta Ángela, en la calle Arzobispo Nouel, se tropezó con su profesor, el historiador Alcides García Lluberes, hijo del también historiador José Gabriel García. Asombrada de verlo en menesteres tan poco académicos, quiso saber la razón. “Mire mi alumna, le respondió el historiador; lo primero es que aquí se ha luchado con más valentía que cuando la Guerra Restauradora (1863-1865). Lo segundo es que el dominicano que se esté perdiendo este momento histórico se va a arrepentir para el resto de su vida”.
Los militares que derrocaron al gobierno democrático de Juan Bosch lanzaban desde sus aviones papelitos impresos (octavillas o volantes) conminando al pueblo en armas a rendirse, a abandonar sus posiciones, porque de lo contrario, y muy pronto, pegarían fuego a la ciudad de Santo Domingo. “Nosotros dijimos que no. Nos quedamos”.
El rostro de Ángela, visible en el video, conserva todavía el enojo y la indignación que le produjo semejante canallada.
“También nos entrenamos (militarmente), por si acaso había que coger el fusil”.
Menciona mujeres combatientes, mujeres que pelearon: la actriz Delta Soto, Sagrada Bujosa (su instructora militar en la Academia del 14 de Junio) y a la pintora Elsa Núñez, cuyos murales estuvieron presentes.
También a las trabajadoras sexuales. ("Esas mujeres se fajaron. Lavaban, cocinaban en los Comandos. Cargaban a los heridos”).
Igualmente, a los homosexuales. Recuerda que fue un homosexual al mando de un tanque que el 1º de mayo perforó el muro de la fortaleza Ozama para que los combatientes la asaltaran y la tomaran.
La nostalgia combativa de Ángela asoma al despedirse: “Ya no tengo edad para luchar (como entonces). Si viene otra revuelta como abril, yo me quedo. Aunque no tenga la misma fuerza. Moriré siendo una revolucionaria”.
Artista, diplomática, combatiente, madre y abuela, dominicanas como Ángela Herrera construyen la Patria digna, democrática, tolerante y solidaria que todos y todas deseamos.
Aprovechamos su estadía en este país (está en el servicio diplomático con asiento en Europa) para reunir con ella recuerdos de aquella gesta popular y patriótica.
Una mañana, nos cuenta Ángela, en la calle Arzobispo Nouel, se tropezó con su profesor, el historiador Alcides García Lluberes, hijo del también historiador José Gabriel García. Asombrada de verlo en menesteres tan poco académicos, quiso saber la razón. “Mire mi alumna, le respondió el historiador; lo primero es que aquí se ha luchado con más valentía que cuando la Guerra Restauradora (1863-1865). Lo segundo es que el dominicano que se esté perdiendo este momento histórico se va a arrepentir para el resto de su vida”.
Los militares que derrocaron al gobierno democrático de Juan Bosch lanzaban desde sus aviones papelitos impresos (octavillas o volantes) conminando al pueblo en armas a rendirse, a abandonar sus posiciones, porque de lo contrario, y muy pronto, pegarían fuego a la ciudad de Santo Domingo. “Nosotros dijimos que no. Nos quedamos”.
El rostro de Ángela, visible en el video, conserva todavía el enojo y la indignación que le produjo semejante canallada.
“También nos entrenamos (militarmente), por si acaso había que coger el fusil”.
Menciona mujeres combatientes, mujeres que pelearon: la actriz Delta Soto, Sagrada Bujosa (su instructora militar en la Academia del 14 de Junio) y a la pintora Elsa Núñez, cuyos murales estuvieron presentes.
También a las trabajadoras sexuales. ("Esas mujeres se fajaron. Lavaban, cocinaban en los Comandos. Cargaban a los heridos”).
Igualmente, a los homosexuales. Recuerda que fue un homosexual al mando de un tanque que el 1º de mayo perforó el muro de la fortaleza Ozama para que los combatientes la asaltaran y la tomaran.
La nostalgia combativa de Ángela asoma al despedirse: “Ya no tengo edad para luchar (como entonces). Si viene otra revuelta como abril, yo me quedo. Aunque no tenga la misma fuerza. Moriré siendo una revolucionaria”.
Artista, diplomática, combatiente, madre y abuela, dominicanas como Ángela Herrera construyen la Patria digna, democrática, tolerante y solidaria que todos y todas deseamos.