Margarita Cedeño de Fernández
Si algo hay que admirar de la cultura de muchos países desarrollados, es como inyectan a sus ciudadanos del deseo de emprender y convertir sus ideas en realizaciones. Es una actitud que en años recientes se ha ido extendiendo a otros países del mundo, especialmente a regiones como Latinoamérica, donde países como Chile y Colombia, han propuesto agendas de desarrollo basadas en políticas de emprendimiento y un clima de negocios que promueve la competitividad.
Donde más podemos apreciar los resultados de la cultura emprendedora es en los jóvenes, cuyo deseo del cambio los convierte en terreno fértil para que germinen nuevas ideas. Un ejemplo es el caso de un emprendedor chino, fundador del sitio de intercambio de productos “Alibaba”, empresa que esta semana logró la salida a bolsa más exitosa de la historia. A tan solo días de su salida, esta compañía vale casi tanto como IBM o JP Morgan y, más asombroso aún, desmonta nuestros conceptos sobre la apertura de una empresa China a los capitales extranjeros.
El mundo está pasando a ser dominado por emprendedores como Jack Ma, fundador de Alibaba; o como Marck Zuckenberg, de Facebook; Jeff Bezos, de Amazon, y otros tantos jóvenes que han tenido una idea genial y la han podido desarrollar gracias a la globalización. Imaginen ustedes si emprendedores del siglo pasado como Henry Ford, Thomas Alva Edison vivieran en la época de la globalización. Las posibilidades habrían sido infinitas.
El éxito de estas empresas ha llevado al surgimiento de nuevos métodos para emular el éxito de estas innovaciones y emprendimientos. Hoy hablamos de “crowdsourcing”, que no es más que un método para obtener un servicio o contenido, solicitando a un gran grupo de personas su colaboración voluntaria, en lugar de contratar empleados o suplidores.
De igual manera, hoy leemos mucho sobre el “crowdlearning” y el “crowdfunding”. El primero busca promover el aprendizaje colectivo, impulsando los espacios informales de intercambio de conocimientos, como sustitución a los métodos tradicionales de estudio. El segundo es una práctica que se enfoca en la obtención de contribuciones monetarias a través de internet, con el fin de financiar proyectos y emprendimientos, especialmente aquellos de orden social. Es una especie de bolsa de valores informal, que beneficia a aquellos que no obtienen facilidades crediticias o de inversionistas, para emprender sus proyectos.
La expansión de estas prácticas ha llevado a muchos países, como por ejemplo España, a promover políticas públicas de emprendimiento colectivo, para facilitar la creación de negocios, especialmente entre los jóvenes, fundamentados en que son una especie de cooperativas y empresas de inserción, que han demostrado “una mayor capacidad para mantener el empleo durante los años de la crisis económica”.
Estos emprendimientos colectivos constituyen una salida laboral para el 34% de los jóvenes dominicanos que ni estudian ni trabajan, se erigen como una herramienta para el desarrollo local y aportan a la cohesión social. En consecuencia, nos ayudan en la tarea de combatir el mayor reto de nuestras sociedades en el siglo XXI, que es la desigualdad social.
Debemos promover una legislación de emprendimientos colectivos, que facilite a nuestra población, especialmente a los jóvenes, el desarrollo de ideas e innovaciones, sin necesariamente recorrer el camino del sacrificio fiscal, que podría crear desbalance en los mercados. Un estudio realizado en Suecia por la firma RRV, demostró ser una medida para la creación de trabajo muy costo-efectiva.
El emprendimiento colectivo no es más que el cooperativismo del siglo XXI, donde la formación de empresas y organizaciones se enfoca hacia la contribución social. Hoy que se discute el tema del empleo y la necesidad de promover la formalidad, toma relieve el rol crucial del empresariado en el desarrollo social y el cambio económico.
Fomentar un clima de emprendimientos colectivos constituye un aporte a una cultura empresarial con enfoque social, donde las pretensiones individuales aportan al bienestar colectivo, a la protección de nuestros recursos naturales y al desarrollo de capital humano.
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