Los yihadistas unen sus fuerzas entre Irak y Siria
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Irak. Los radicales del Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS) están intentando rediseñar Oriente Próximo a golpe de excavadora. Las imágenes recientes difundidas sobre la destrucción de la frontera que une la provincia siria de Hasaqa y la iraquí de Nínive constituyen una imagen de enorme calado y un total desafío a los llamados pactos Sykes-Pico, que delinearon el desmembramiento del califato otomano y el atribulado futuro del mundo árabe.
"Rompiendo las fronteras de Sykes-Pico", titulaban el reportaje fotográfico que hicieron público a través de Internet. De inmediato, sus seguidores comenzaron a publicitar un 'hashtag' bajo el epígrafe "el final de Sykes-Pico" y distribuyeron un vídeo en el mismo sentido.
"¡Dios es grande!", gritaban los yihadistas intentando otorgar una significación histórica a la jornada. Otros se arrodillaban para rezar a ambos lados de la frontera para celebrar la creación del nuevo "califato" islámico. Mientras tanto varios vehículos militares confiscados en el ataque en Mosul pasaban libremente la linde hacia Siria.
El ISIS anunció la unificación formal de los territorios que controlan en Siria e Irak, al tiempo que continuaba su espectacular ofensiva en este segundo país, en una serie de acciones que están generando una de las mayores crisis que ha vivido Oriente Próximo en las últimas décadas.
Aunque las tropas kurdas anunciaron poco después que habían recuperado el control del paso fronterizo de Yarabia -la linde que separa Hasaka y Nínive- lo cierto es que el propio avance de los insurgentes iraquíes amenaza con acabar con la unidad del país, consumando su división en tres entidades bien definidas: las regiones suníes al norte y oeste de Bagdad, el Kurdistán norteño y las zonas de mayoría chií que se extienden desde Bagdad hacia el sur.
Los kurdos parecen haberse sumado a una dinámica histórica y las milicias del YPG, las fuerza kurdas que luchan en Siria, anunciaron que han enviado refuerzos a Irak para pelear junto a las tropas leales a Erbil.
El martes el YPG ya difundió un comunicado en el que anunciaba su intención de luchar "al lado" de los peshmergas del Kurdistán iraquí y consideró que la arremetida del ISIS "es una asalto contra todo el pueblo kurdo". Las fuerzas del Kurdistán iraquí están ocupando las posiciones de las que ha huido el ejército de Bagdad especialmente en las regiones de Nínive y Kirkuk donde habitan kurdos.
Erbil ha enviado a miles de uniformados a Kirkuk y a poblaciones cercanas como Hawija o Tuz Khurmatu. Uno de los ministros del Kurdistán, Jaafar Mustafa, aseveró que sus militares defenderán Kirkuk "hasta la última gota de sangre" y no dudó en insistir en que toda esa región iraquí "pertenece" al Kurdistán.
Aunque el ISIS está liderando la ofensiva lo cierto es que la revuelta ha adquirido ya una dinámica muy similar a la que se registró en Siria con miles de combatientes suníes luchando contra las tropas de Bagdad bajo el liderazgo de una miríada de facciones.
Alianzas como el Consejo Militar de la Revolución, el Ejército de Naqshbandi, Jamaat Ansar al Islam, Jaish al Muyahaidin o el Ejército Islámico de Irak, se han sumado a la insurrección que se ha generalizado en todas las áreas de la nación árabe donde los suníes son mayoría.
Los alzados se hicieron con el control de Tikrit, la ciudad natal de Sadam Hussein, y atacaron tanto Biyi como Samarra amenazando con seguir su avance hacia Bagdad. Sin embargo, fuerzas especiales iraquíes consiguieron desalojarlos de Biyi, donde se encuentra una de las principales refinerías del país.
"Los militares han desaparecido de las calles de Samarra pero se han agrupado en torno a la mezquita de los dos Imanes", precisó el jeque Hussein Al Samarrai, un residente de esa urbe, en una conversación telefónica.
El ataque contra ese recinto religioso -sagrado para los chiíes de Irak- en el 2005 fue el motivo que exacerbó la guerra civil en la nación árabe hasta el paroxismo. El ISIS y sus aliados mantienen el control de Mósul, donde sus militantes se desplegaron durante la jornada en torno a los edificios públicos y la sede del gobierno local.
Los yihadistas circularon por la población en los vehículos militares confiscados al ejército iraquí pidiendo con altavoces a los funcionarios que regresaran a sus puestos de trabajo.
La Organización Internacional para las Migraciones estimó que los combates han provocado la huida de medio millón de personas de Mósul.
La escalada bélica se extendió al país después de que varios atentados con bomba en zonas de mayoría chií mataran a decenas de personas en Bagdad y Kerbala.
Los analistas iraquíes advierten de la más que probable reaparición de las milicias que activaron los chiíes en el 2006 para enfrentarse al ISIS y que eliminaron a miles de suníes.
El mismo Muktada al Sadr, el líder del temido Ejército del Mehdi, que había anunciado su retirada de la política, ha regresado pidiendo la formación de "brigadas de la paz" -siempre le gustó elegir nombres singulares para sus paramilitares- para luchar contra los que definió como "fuerzas oscurantistas".
Incluso el primer ministro Nuri al Maliki dijo que piensa reconstituir sus tropas con "voluntarios". Maliki tiene que enfrentar una avalancha de críticas por su comportamiento político, que muchos creen ha sido uno de los detonantes de esta gravísima escalada.
En una entrevista con un medio local, Esmat Rajab, representante en Mósul del partido kurdo que dirige Masud Barzani -el presidente del Kurdistán iraquí- acusó directamente al primer ministro de complicidad en lo acaecido.
"Maliki quería que cayera Mósul porque así podría forzar al parlamento a declarar el estado de emergencia y una vez que eso pase, él será el único regente de Irak", indicó.
Rajab escapó a tiros de Mósul pero aclaró que no encontraba ninguna explicación al hecho de que los insurgentes, que estimó no eran más de un millar, pudieran hacerse con el control de una ciudad defendida por decenas de miles de soldados y policías.
"Sabíamos por donde iban a atacar y pensábamos que el ejército lucharía con ellos en los cinco puentes que dan acceso a la ciudad. Pero los soldados huyeron. ¿Por qué? Porque no es un ejército nacional sino sectario (de mayoría chií). Nunca han sido leales a esta región (de mayoría suní). ¿Por qué defenderla?".
Al mismo tiempo, las posibilidades de que la confrontación desborde las fronteras iraquíes son cada día más evidentes. Turquía advirtió durante la jornada que el ISIS se enfrenta a "represalias muy severas" si causa algún daño al casi centenar de diplomáticos y ciudadanos turcos que ha secuestrado en Mósul.
Los milicianos capturaron al cónsul turco en esa ciudad, a varios militares y hasta hijos de los diplomáticos. Además, ya habían retenido con anterioridad a medio centenar de conductores de camiones turcos. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, convocó de inmediato una reunión de emergencia de la cúpula política y militar del país.